Italia es un país que sabe cómo celebrar la Navidad. Allí encontramos lugares bellísimos decorados para cada ocasión, tradiciones únicas que nos hacen conocer la cultura y la historia de cada rincón y, por supuesto, deliciosa comida.
Te invitamos a recorrer Italia con nosotros, de norte a sur y en un solo día, empezando en la invernal Torino y terminando el día en la vibrante Napoli. ¿Nos acompañas en esta aventura express?
Desayuno navideño en Torino
Torino tiene una atmósfera mágica en Navidad. Es una ciudad famosa por su arquitectura barroca y su gastronomía, sobre todo, por el chocolate.
Por ello, es el lugar perfecto para comenzar el día. Allí encontraremos decenas de cafeterías acogedoras que elevan lo aesthetic a otro nivel. Así que, venga, ¡vamos a desayunar!
Para beber nos pedimos un bicerin, una combinación deliciosa de chocolate caliente, café y crema. Todo lo que necesitamos en una fría mañana de diciembre. Lo acompañamos, evidentemente, de un buen trozo de pandoro.
Antes de teletransportarnos a otro lugar de Italia, demos un paseo. Salimos de la cafetería y nos dirigimos hacia la Piazza Castello. El espectáculo de luces navideñas que encontraremos allí es algo que no nos podemos perder.
Entramos en la plaza y nos topamos con sus dos imponentes palacios, el Real y el Madama. Este último es tan antiguo que para hablar de él nos tendríamos que remontar a la época romana. La enorme pista de patinaje, que se ubica en el centro, es la guinda del pastel para una mañana estupenda.
Así que, después de haber desayunado rico y haber dado un paseo sin prisas, vamos a bajar un poco por la bota italiana. A ver que nos encontramos.
Mercadillos de Navidad en el corazón de la Toscana
Después de disfrutar de la mañana en Torino, nos dirigimos a Firenze. Esta ciudad renacentista es famosa por sus mercadillos navideños, y en esta época del año, la Piazza Santa Croce se transforma en un bullicioso mercado al aire libre. Este mercadillo está inspirado en los tradicionales mercados alemanes por lo que, además de cocina tradicional italiana, también podremos pedirnos un pretzel o un vaso de vino caliente, si nos entra hambre a media mañana.
Llegamos y recorremos los puestos llenos de artesanías locales, decoraciones navideñas y regalos. Te avisamos de que hoy estamos dispuestos a batir nuestro récord de pasos. Un paseo por Firenze compensa cualquier dolor de piernas.
Dejamos atrás el mercado y nos vamos a visitar el Duomo. Todo brilla precioso decorado con elegantes luces y, como no, un gran árbol navideño preside la piazza. Bueno, comemos algo, ¿no?
El cuerpo nos pide sopa, así que vamos a un ristorante a por un plato de Cappelletti in Brodo, una receta tradicional, muy típica de la Toscana. Consiste en un reconfortante caldo de carne con cappelletti, una pasta rellena con forma de sombreritos.
La verdad es que estaba espectacular y nos ha dado la suficiente energía como para volver a teletransportarnos un poco más al sur.
¿Te vienes?
La Navidad más viva en Napoli
Para cerrar este día navideño con broche de oro nos vamos a una de las ciudades más vibrantes de Italia: Napoli.
Allí, la Navidad está intrínsecamente ligada a la tradición del presepe, es decir, del pesebre. Así que nos vamos directos a todo el meollo del asunto.
La calle de San Gregorio Armeno es un mundo navideño en sí mismo. Aquí, los artesanos, han creado figuras del belén durante siglos y sus tiendas están repletas de obras maestras. Desde figuras clásicas del nacimiento de Jesús, hasta personajes contemporáneos y cómicos que reflejan la vida y la cultura napolitana.
¿Sabías que tienen, incluso, un belén viviente? Se organiza en la Certosa di San Marino, una antigua cartuja situada en una colina con vistas espectaculares de la ciudad.
Ya está anocheciendo y, después de tanto andar, nos merecemos cerrar el día con cocina italiana navideña. No podía faltar el baccalà alla napoletana. Este pescado es toda una institución en Napoli y, en Navidad, se suele preparar con una salsa de tomate muy mediterránea. Ajo, aceitunas negras, alcaparras, piñones… Mojamos pan hasta decir basta.
También teníamos que probar los Struffoli, así que nos guardamos un poco de sitio para el postre. Son unas bolitas de harina, huevo, azúcar y mantequilla que se fríen hasta que quedan doradas y crujientes. Luego, se mezclan con miel caliente y se decoran con almendras o frutas confitadas. Un clásico de las navidades napolitanas.
Se nos hizo un poco tarde, por lo que vamos a ir dando por finalizada esta navideña aventura. ¡Nos vemos en nuestro próximo recorrido por la bella Italia!