Imaginaros de estar conduciendo una moto Ducati, o si preferís un Lamborghini, y de atravesar valles coloridas y llanuras floridas que desembocan en pobladas playas del Mar Adriático. Aquí, descalzaros y saboread el momento con una copa de buen lambrusco, repasando vuestros recuerdos más bonitos… ¿Hecho? Bien! Acabáis de hacer un “Amarcord” o lo que en dialecto romañolo significa “recordar”, entre sueño y realidad. Este es también el título de una famosa película del director Federico Fellini, cuyos escenarios son un homenaje constante a su tierra: la Emilia Romagna.
Aquí, arte, historia, arquitectura, naturaleza y, por supuesto, ¡buen comer! son los protagonistas principales de una región que se presenta con un sinfín de atractivos. Emilia Romaña, en efecto, goza de una privilegiada condición geográfica que la convierte en destino ideal, prácticamente ¡para cualquier cosa! Es que no hace falta tener razones específicas para visitarla, ¡simplemente hay que hacerlo! Para utilizar una metáfora gastronómica, diremos que la región está repartida en dos “porciones”: la emiliana, formada por las provincias de Ferrara, Piacenza, Parma, Reggio Emilia, Módena y Bolonia, con el predominio de primeros platos a base de pasta rellena y pasta corta, como nuestros garganelli, típicos de la región; y la porción romañola, formada por las provincias de Rávena, Rímini, Forlì-Cesena, con la parte oriental de la provincia de Bolonia, dónde abundan antipasti variados y tigelle, una especie de pan ácimo relleno. Además, como dato curioso, diremos también que la región limita con el tercer país más pequeño de Europa, la República de San Marino. ¿Lo veis? Sí o sí, merece la pena hacer un salto aquí!
El nombre de Emilia, además, tiene su origen en la Vía Emilia, una importante calzada romana que conectaba Roma a la parte septentrional de Italia. Mientras que Romaña es una evolución de Romània, que remonta a la época de cuando la ciudad de Rávena ha sido capital de la porción italiana del Imperio Bizantino.
Junto con el turismo, la industria es la fuente de ingreso más importante de la región y gracias a la cual goza de prestigio mundial. En efecto, marcas tan populares como Ferrari, Ducati, Lamborghini, Maserati, Barilla etc. tienen su origen aquí.
La gastronomía es otra razón de orgullo de esta tierra, en la cual predominan los sabores fuertes pero refinados, formando una combinación perfecta entre las recetas campesinas de la Emilia, con los sabores marinos de la costa Romañola. Entre los platos más tradicionales encontramos algunos que, para muchos de nosotros, han sido los “culpables” de nuestra pasión para la cocina italiana. Es que los tortellini, la lasaña, los agnolotti, le tagliatelle con salsa bolognese y sin, son todas exquisiteces que tienen su origen en Emilia Romagna.
Bolonia, en efecto, es la patria de la mortadela y de los tortellini, cuya leyenda narra que durante la batalla ancestral entre Módena y la misma Bolonia, los dioses Marte, Venus y Baco bajaron en ayuda del pueblo. Al finalizar aquella jornada, los dioses pararon en una posada en dónde Venus decidió darse un baño. Aquí, el mesonero, atraído por la belleza de la diosa decidió espiarla por la cerradura de su habitación, pero solo pudo admirar la absoluta perfección de su ombligo. El impacto de aquella visión fue tan fulminante que intentó reproducir en su cocina aquella forma tan perfecta: cogió un trozo de pasta y formó el primer tortellino. Leyendas…
Mientras que rey indiscutido, y esta vez verdadero, de la mesas de Parma es su famoso jamón, pilar de la gastronomía italiana que junto al legendario Parmigiano Reggiano hacen de la región un paraíso para los amantes del buen comer. Asimismo, en Rimini, popular localidad costera, lo tradicional es la piadina, un sabroso pan ácimo relleno con queso robiola, rúcula, bresaola, pimientos a la parrilla y en aceite y más exquisiteces típicas italianas. Para concluir, recordamos la ciudad de Módena, patria del famoso aceto balsámico, de gusto único e inconfundible, es también uno de nuestros productos estrella del club “Amici” de la Tagliatella.
Así que ¡amigos!, tomad asiento y apretad babero qué nos vamos de “sagre”, o sea de fiestas gastronómicas callejeras por la bella Emilia…