Comida
El café, un auténtico piacere italiano
Remontémonos años atrás, ¿cómo empezó todo?
El café llegó a Europa a través de mercaderes venecianos en 1600. Al principio, la iglesia recelaba del producto, considerándolo una bebida de infieles. Poco a poco comenzó a ser aceptado en el seno de la Iglesia Católica, sobre todo, gracias a los monjes, quienes lo consumían habitualmente para mantenerse despiertos.
El grano del café no suele ser autóctono de Italia, ya que el terreno no es el ideal para el cultivo, sin embargo, destaca por el tueste. Los italianos más sibaritas se decantan por un tueste poco agresivo que mantiene los matices aromáticos más complejos evitando, por encima de todo, la torrefacción a la que se somete el grano en otros lugares.
Además del tueste, la forma de preparación es otro de los puntos fuertes de los baristas. Un claro ejemplo de esta afirmación lo encontramos en la creación del café italiano por excelencia: el Espresso.
Corría el año 1901 cuando Luigi Bezzera, propietario de una fábrica en Milano, con el objetivo de potenciar la productividad de sus trabajadores reduciendo el tiempo que empleaban en tomarse un café, inventó una ‘máquina rápida de café’ añadiendo presión al proceso de elaboración. Fue entonces cuando, sin quererlo, consiguió un producto de mejor calidad, con un cuerpo más contundente y cremoso.
Sin embargo, este no sería el único modo de elaboración del café patentado por Italia. En 1933 Alfonso Bialetti creaba la cafetera moka o italiana, una de las más utilizadas del mundo. Con un proceso parecido al de la cafetera Espresso, la moka, pasa el grano de café molido por agua hervida presurizada al vapor. A día de hoy, la empresa de Bialetti, sigue comercializando el mismo modelo de máquina, la llamada ‘Moka Express’.
Una vez conocidos los puntos fuertes del proceso de elaboración del café italiano, ¿qué te parece si viajamos a la Italia del siglo XVIII a través de dos de las cafeterías más antiguas del mundo?
El Caffè Greco está situado en el número 86 de la Via Condotti en Roma. Desde 1760 es el refugio de referencia de artistas y políticos, de viajeros y exiliados. Entre algunos de sus célebres clientes encontramos a Schopenhauer, Hans Christian Andersen, Stendhal, Orson Welles y María Zambrano.
Nos vamos de Roma a Venezia para sentarnos en la Piazza San Marcos a disfrutar de un Capuccino en la cafetería más antigua del mundo: el Caffè Florian. Fundado en 1720 bajo el nombre de ‘Alla Venezia Trionfante’, el establecimiento sigue conservando el encanto de épocas pasadas.
Ha sido partícipe de grandes acontecimientos culturales como la Biennale de Venezia, que dio sus primeros pasos en esta cafetería a finales del siglo XIX.
El Caffè Florian es fruto del paso del tiempo. A medio camino entre el barroco y el art déco, sus salas destacan por el contraste entre los diferentes estilos decorativos y arquitectónicos de cada una de ellas. Entre las más populares están la Sala del Senado, la Sala China, la Sala Oriental y la Sala de los Hombres Ilustres.
Sus clientes célebres no tienen nada que envidiarles a los del Caffè Greco, algunos de ellos, incluso, fueron habituales en ambos establecimientos. Charles Dickens, Lord Byron, Marcel Proust y Giacomo Casanova disfrutaron de los placeres del café en las mismas mesas del Florian en las que podríamos sentarnos ahora.
Para gustos, cafés
¿No sabrías que café pedirte si estuvieses sentado en una de estas cafeterías? No te preocupes, los italianos no son solo maestros del Espresso, existen tantos tipos como formas de disfrutarlos.
Conozcamos algunos de ellos y veamos cuál se convierte en tu preferido.
Café para los muy cafeteros. Si te gusta muy concentrado, el Ristretto, con la misma cantidad de café que un solo y la mitad de agua, es una apuesta ganadora, ideal para la media mañana.
Si prefieres algo un poco más rebajado que un Espresso o un Ristretto, pero sigues siendo fan del café solo, te recomendamos que pruebes el Lungo, al que se le añade un chorro de agua caliente, en menor cantidad de la que se añade al café Americano, eso sí.
Si lo que buscas es empezar el día alargando el momento del desayuno, el popular Cappuccino es una opción deliciosa. A diferencia del Caffè Latte, o lo que llamamos en España, café con leche, compuesto por una parte de café y otra de leche calentada al vapor, al Cappuccino se le añade una tercera capa de espuma de leche que le da esa cremosidad que tanto disfrutamos.
El Caffé Corretto es ideal para después de comer en invierno. Un Espresso “corregido” con un chorrito de alcohol. Normalmente se utiliza una bebida de alta graduación como la grappa, el brandy o la sambuca. Lo más parecido que podemos encontrar en España al Corretto es el carajillo.
Si en lugar de en invierno, nos encontrásemos en verano, el Caffé Freddo sería la compañía ideal. Se prepara con café solo, azúcar y hielo y se agita ligeramente para conseguir espuma. ¿Hace mucho calor y no te decides entre solo o con leche? Apuesta por el Frappuccino, la mezcla perfecta entre Caffé Freddo y Cappuccino que arreglará cualquier día de verano especialmente caluroso.
Pero como seguimos estando en invierno y no hay nada más placentero que resguardarse de la lluvia en una cafetería, te recomendamos el Maroccino, una delicia que se prepara a base de café, leche, nata y cacao.
Si buscas algo de postre después de la comida que te ayude a afrontar la tarde con energías renovadas, nuestro Caffé Gustoso es una opción fantástica. Delicioso café italiano acompañado de mini tiramisú y trufas de chocolate.
¿Te vienes a disfrutar de los placeres de esta aromática bebida en nuestros restaurantes?